Son las seis y veinte de la mañana. Pruebo que el agua está caliente y cierro el grifo. Abro el cajón, saco la cuchilla de afeitar y la dejo a mano. Enciendo la radio sabiendo que es la hora de "Peligrosamente juntos". Me mojo la cara. Me echo el gel azul en las manos y vuelvo a ver cómo se convierte en una espuma blanca al extendérmelo por la cara. Cojo la cuchilla y la mojo en el agua. Me afeito despacio. Le presto atención a la letra de una canción porque el tono con el que empieza es el más apropiado para las seis y veinte de la mañana.
“Casi no me puedo creer que esté pasando. Salimos de esa habitación. Todo ha cambiado. Yo no sé qué puedo decir. Tú estás temblando. Me lo tengo que repetir. Ha dicho cáncer. Ahora tenemos que escuchar a la enfermera. Ella que nos explicará qué nos espera. Te miro y no sé qué hacer. Estás tan lejos Y no puedo ni imaginar. Cómo es tu miedo. Sólo pienso en abrazarte, no dejar que te caigas. No sé a dónde va este río, pero aquí nadie para. Es preciso que pensemos, que inventemos colores. Aquí estoy, cariño mío. No tejo que te borres. Mírame, vamos a luchar. No hay elección. Ellas saben de velocidad, nosotros de amor. Ya verás, esto pasará, como un mal sueño. Y mañana te despertará un día nuevo. No se a dónde va este río, pero yo no me bajo. A tu lado un precipicio, es un pequeño salto. No es momento de perderse. Tú dame la mano, que aunque vienen tiempos fríos, yo sé que te amo. No se a dónde va este río, pero yo no me bajo, a tu lado un precipicio es un pequeño salto. No es momento de perderse. Tú dame la mano, que aunque vienen tiempos fríos, sé muy bien que te amo. Asi que levántate, yo no me resigno a que tú desaparezcas, lo siento cariño. Te he preparado ropa para el hospital, que esto justo empieza ahora y vas a ganar. Vas a ganar. También sé que te amo.”
El tema, explica Pilar Arzak, es "Un pequeño salto", de Meritxel Naranjo. Apenas se extiende al hablar de ella y anuncia un tema de Amaral. Después de "Un pequeño salto", lo de Amaral y su territorio de lo salvaje suena a Pocoyó. Termino de afeitarme.
¡¡Uff!! que susto me has dado....
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