Así en la tierra
como en el charco : Llueve, por fin. De esa lluvia que crea charcos limpios en
los que se refleja todo. Una vez que los enanos han subido a su clase, me
coloco en medio de uno de esos charcos. Ahí debajo, simétricamente, estoy yo,
suela con suela. Me asomo :
-Dichosos los ojos – me digo -
¿Cómo va todo por ahí abajo?
-De película – me dice – La balanza
exterior es positiva, el apalancamiento de los bancos apenas es relevante y
todo el gasto se va a inversión, por lo que no nos podemos quejar. ¿Y por ahí?
-Crisis – le digo – Pero el Madrid
sigue bien en la Copa de Europa.
-Aquí al Madrid lo ha comprado una
empresa china y con el dinero que le sobraba ha incluido a La Masía en el lote,
así que desde entonces todas las mañanas se levantan allí con el “las mocitas madrileñas…”. Los
aficionados ahora se reparten entre los que animan al Madrid cuando lleva la
camiseta blanca y los que animan cuando lleva la camiseta roja. Y si quieres,
puedes comprar el abono de los dos, por lo que ya no te vas a la cama nunca de
mal humor.
Me fijo en mí mismo. Hay algunos
cambios con lo que por la mañana veo en el espejo.
-Has engordado un poco – le digo,
por joder.
-La buena vida – me dice – Mi
último libro ha vuelto a ser otro best seller, y como no se ponían de acuerdo
los del Nobel, me dieron dos premios el mismo año, con lo que leí el discurso
de agradecimiento dos veces. ¡Estos suecos!. Pero lo que más ilusión me hace es que han
adaptado mi primera saga a los videojuegos y me han pasado todos los trucos
para llegar al final. ¿Y tú?
Salgo del charco aprovechando que
se levanta un poco de aire que agita el agua, impidiendo una buena comunicación
conmigo mismo. Por algo, inconscientemente, pisamos un charco en cuanto lo
vemos. Así, así y así.
Se te olvidó preguntar por la puesta en escena de tu obra dramática... ya te lo chivo yo, fue un rotundo éxito.
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