El mejor cocido
del mundo : Parte de la educación que les dan a los enanos en el colegio
incluye la gastronómica. Hasta el momento, todo lo que les están enseñando lo
podríamos hacer nosotros en casa. Ya llegarán los días en que Google no sea
suficiente para saber las partes de una flor en inglés o para encontrar una
buena fotografía de un paisaje erosionado. A lo que no llegamos es a cuidar esa
educación gastronómica porque, por varias razones, siendo la principal el
tiempo, no hemos hecho unas patatas a lo pobre, o una lentejas riojanas o una
fideuá de marisco, que son algunos de los platos que les sirven en el colegio.
Una vez preparé una crema de
verduras en honor de Lucía, porque es uno de sus platos favoritos del colegio.
Seguí las indicaciones de la receta con la seriedad de un relojero que vuelve a
montar un reloj valioso. Ni un gramo de más ni un ingrediente de menos. Ni un
segundo de más ni una revolución de menos. Aquello olía bien y tenía una
textura que , en lo que llegaba el elogio de Lucía, me hacía sentir satisfecho.
-No sabe como la del colegio – me
dijo, enfriando mi ilusión y demostrándome que hay competiciones en las que no
hay medalla de plata.
Hoy, leo en el menú, han tenido
cocido. Una buena razón para levantarse por la mañana es saber que te espera un
cocido para comer. Hay muchas más, pero no están al mismo nivel. El
descubrimiento de la rueda estuvo bien, y al del fuego no se le pueden quitar
méritos, pero un momento en el que la cultura supo compensar sus errores fue
cuando una cuchara se sumergió en la primera sopa de cocido.
Un instante que no tiene ni su
cuadro, ni su sinfonía ni su poema, pero sí su primer post : éste. Qué le vamos
a hacer.
Debería, pues, prepararles un
cocido aunque nunca lo haya hecho en mi vida. La razón es la misma que te lleva
a asegurarte de que saben la tabla del ocho o los nombres de los océanos. Es
algo importante para el desarrollo. El problema es que sé que salgo con
desventaja, que para ellos la referencia es el del colegio, por lo que, en lo
que me animo a prepararlo, intento informarme poder aprovecharme de los errores
del rival.
No es muy normal que tu padre te
pregunte qué es lo que lo que no te gusta de un cocido, pero eso es lo que
hago. La lista no es larga, pero tampoco es corta. Lo que le gusta a uno no le
gusta al otro, por lo que veo la posibilidad de hacer el cocido perfecto, el
que les guste a los dos, el que les haga volver al pasado cuando lo prueben en
el futuro, en el germen de una nueva serie sobre el tiempo que se fue y todo
eso.
Además, seamos serios, un cocido
que en el menú del colegio, en inglés también, traducen como “Chickpeas with
meat” no puede ser muy bueno. La batalla del idioma, por lo menos, la han
perdido.
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