Marrón y amarillo
: En su obra “Aproximación tangencial a una obra fundamental”, G.L. Morris
señala varias interpretaciones sobre el significado del marrón y el amarillo en
la obra de D. en el periodo 2012. Dice el pájaro :
“Aún conscientes de las
implicaciones de un motivo más o menos básico, que funcione como sustrato, la
permeabilidad del autor a las concepciones sinuosamente estéticas de la noción
del existir, percibida más que elaborada, predispone al lector/autor a interpretar
el marrón y el amarillo de una forma compacta pero sugerente, lúcida, abierta”
Bien. En su catálogo a la
exposición que sobre los dibujos del 2012 de D. se celebró en el MOMA, U.L.
Heisenberg, quizás el mayor experto no albino dedicado a ese año de D., matiza
pero, si sabe leer entre líneas, destroza la visión de Morris. Heisneberg se
casó con la mujer de Morris después del seminario en el que Heinsenberg
coincidió con Morris y, horas más tarde,
en una ambiente distendido (alcohol) y confidencias (cama) con la propia mujer
de Morris.
“El miedo de ciertos críticos a la
hora de valorar la obra de D. de ese año en particular debe verse como la
incapacidad para mostrar su propio juicio ante el arte. Por más que se añadan
citas y menciones a seminarios y publicaciones, hay un momento en el que el
crítico debe mostrarse él también desnudo y lanzarse a emitir su interpreación.
Yo lo hago : el amarillo es la plasmación de lo equívoco en lo ambiguo; el
marrón, el lamento ante lo que, siendo, no termina de ser”
(J.K. Plumber, en su libro acerca
de las críticas de U.L. Heisenberg a la obra de D. en el 2012, señala,
acertadamente, que este es el único párrafo de toda su obra en la que utiliza
el punto y coma. Nótese)
Hago mención a los máximos expertos
de la obra de D. de ese año porque últimamente se han encontrado documentos que
aclaran el uso que D. hizo del marrón y del amarillo. En unos archivos de
ordenador, de los tiempos del Word, el iPhone4 y Benzemá en la delantera del
Madrid, que ya son años, se ha encontrado un diario en el que se narra, de
forma escueta, pero directa, la propia interpretación del autor. Podemos
suponer que D. se acercó a su padre (padre de D.) con la intención de
explicarle la obra que aparece en el catálogo de la exposición como “Marrón y
Amarillo. Dragón mordiendo a dragón”.
-¿Y esto?
-Un dragón mordiendo a un dragón.
-¿Y los colores?
-¡Pis y caca! ¡Y eso negro que sale
del señor que tiene los brazos levantados es el olor del sobaco!
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