El cadáver de la
muñeca : En el parque veo el cadáver de una muñeca detrás de unos setos. Por la
forma de los miembros tengo la certeza de que está muerta: peor que muerta,
abandonada. Sé que, objetivamente hablando, se trata de un objeto inanimado,
pero está claro que hay grados y que no es igual de inanimada cuando es
llevada en su carrito que cuando aparece tirada en el suelo. Ese desnivel que
se siente al comparar ambas situaciones es ya una evidencia de que hasta ahí donde
desechamos un tipo de vida aparece otra.
Son las cosas que suceden en el
verano, que por algo es la época propicia para leer novela negra. Este sería un
gran arranque para Fred Vargas, que ya se atrevió a comenzar una buena historia
con un árbol que aparece un buen día en un jardín. Por un momento me siento
como Adamsberg, llevándome esa impresión a casa.
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