La sonrisa del rinoceronte : Creo que
en los colegios debería dedicarse alguna asignatura a enseñar los fundamentos del
eslogan. Si los bancos siguen pastando tranquilamente entre nosotros, como
rinocerontes despreocupados, publicando su publicidad en los periódicos, es
porque nuestras quejas tienen cabeza de ventosa y a lo más que llegan es a
quedarse pegadas en su dura piel el tiempo que tardan en agitarse y dejarlas
caer. Bancos, políticos, empresarios, sindicalistas, economistas, funcionarios.
Todos se merecen una buena pintada.
Pero el nivel de lo que se ve es
bajo y no cumple los requisitos que se le pide a un buen medicamento :
dirigirse solo a la parte dañada con la mayor efectividad posible. Lo que se
lee es poco preciso, su fuerza se pierde en el camino y, en la mayoría de los
casos, solo supone una defensa de quien la emite que no provoca la empatía de
los que no pertenecen al gremio.
Una pena.
Y mal remedio tiene la situación si
me encuentro con una pintada que solo tiene efecto con el que la ha escrito,
que es el primero que la lee : "Si lo les eres tonto!". Como si después de
lanzarla hubiera vuelto para darle en el ojo. Después el mensaje cambia
totalmente porque los errores te obligan a corregirlo, dejándote con la
impresión de que estás por encima, de que tú sí que eres inteligente. ¿Sentirán
eso los rinocerontes al leer nuestras quejas?
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