Por la piel de un animal nervioso : A
las nueve se cierra la piscina. Las sombrillas están recogidas y las sillas
apiladas. Pero falta algo. Media hora más tarde escuchó a alguien tirarse al
agua. Va haciendo largos lentamente, con el cuidado del que pasa la mano por la
piel de un animal nervioso. Cada largo lo va tranquilizando. Pasado un rato, el
hombre sale del agua, se seca la cara con una toalla y se marcha. Ahora se
queda todo en orden.
Me fijo entonces en el teclado,
dispuesto también a hacer mis largos.
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