Algo
que no le encargarías a Superman : Dos dependientes atentos a su pantalla
no llegan más lejos que yo con mi iPhone. Ellos miran, acuden a la estantería y
me dicen que no encuentran el cómic. Yo consulto en el móvil los nombres de los
autores, la editorial, y sigo fielmente el abedecedario hasta que llego a la G
de Goodwin,Archie y saco, como si fuera el final de un truco, el ejemplar de
"Alien" que buscaba. Me marcho contento de la librería porque puedo
cumplir la promesa que le hice a Daniel de que se lo compraría. Ha sido en la
tercera tienda, lo que le ha dado más emoción
"Alien,
la historia ilustrada", basado en la película, no es un cómic para niños.
Eso ya lo sé, pero precisamente por eso se lo compro. Para que experimente esa
sensación de estar leyendo algo que no debería tener entre las manos, la misma
que yo buscaba cada vez que pasaba por el cine en el que estrenaron la película
y al que no me dejaban pasar por su calificación “S”. Que los hijos superen a
los padres y esas cosas.
Porque
si espero a que tenga unos cuantos años más es probable que lo que ahora es una
historia fascinante con un monstruo indestructible se convierta en un mero
paseo espacial en el que un bicho viscoso se merienda a la tripulación hasta
que la del gato le da al botón del motor. Todo tiene su momento justo y tanta
serie dañina de Disney Channel me hace sospechar que lo peor que puedo es darle
precisamente lo que se supone apropiado para su edad.
Que
se fascine con Alien, pues, a pesar del pequeño chorro de sangre que cubren las
dos páginas en las que el monstruo sale de la tripa de Kane y de cierto
lenguaje inapropiado que se suele soltar cuando una máquina de matar de la que
desconoces todo te persigue.
La
tarde es buena y camino de una cena aprovecho para callejear
y perderme un poco. Doy así con una calle en la que me encuentro con más tiendas de cómics ahora que ya no las necesito.
Tomo nota de ellas porque si las sumo a las que ya he visto, obtengo una buena
ruta para hacer con Daniel, al que quiero aficionar a este mundo. Tal vez su
habilidad para el dibujo requiera otros modelos y esta pretensión mía sea como
regalarle un disco de Motörhead a
alguien que tenga inquietudes musicales, pero por probar este camino no vamos a
perder nada.
Tienen buena pinta estas tiendas: me fijo en todos los detalles de lo que exponen. Me parece un mundo sugerente para un niño de nueve años. Todos esos superhéroes y sus poderes. Todas sus luchas eternas. Todas sus alianzas. Todo ese barullo de patio de colegio que se mantiene en pie porque lo aceptamos así y que se viene abajo con una pequeña pegatina: la de la empresa de seguridad que colocan en el escaparate junto a un dibujo tamaño real de Superman, como si puestos a defender lo nuestro todos supiéramos qué es lo que conviene hacer.
Justo la pegatina de la que hay que mantener alejados a los niños.
Tienen buena pinta estas tiendas: me fijo en todos los detalles de lo que exponen. Me parece un mundo sugerente para un niño de nueve años. Todos esos superhéroes y sus poderes. Todas sus luchas eternas. Todas sus alianzas. Todo ese barullo de patio de colegio que se mantiene en pie porque lo aceptamos así y que se viene abajo con una pequeña pegatina: la de la empresa de seguridad que colocan en el escaparate junto a un dibujo tamaño real de Superman, como si puestos a defender lo nuestro todos supiéramos qué es lo que conviene hacer.
Justo la pegatina de la que hay que mantener alejados a los niños.
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