Para acabar con
la procrastinación : Cuando estaba a punto de enfrentarme al hecho de dejar
todo para más tarde, descubro que existe un término preciso: procrastinación.
Que te designen con una palabra así es como colgarte una medalla de bronce por
llevar toda la vida entrando en la meta cuando ya no había nadie para recibirte.
Algo que enseñarle a los más íntimos. Algo que puede animar una conversación
cuando todos se quedan mirando sus copas y uno recuerda :
-Pues yo conozco a un tipo que procrastina.
Y con ese nombre, lo que era un
defecto, se convierte en algo que hay que cuidar.
Hasta que tienes delante una rueda
pinchada. Una rueda pinchada que te afecta, por muy despacio que lata tu
corazón, y te obliga a actuar: más cuando es de tu propio coche. El mundo
dejaría de girar si todas las ruedas estuvieran pinchadas. La veo hundida y
admito que no puedo dejarlo para mañana. Soy un procrastinante de mierda. Qué
le vamos a hacer.
Primero pienso en sacrificar al
coche, como si fuera un caballo. Después recuerdo que existe una segunda opción
y abro el maletero, saco la rueda de repuesto, el gato y lo coloco todo junto
al libro de instrucciones del coche. Parezco un médico a punto de operar y de
perder su trabajada medalla de bronce.
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