Aquí arriba el
dinero pierde peso : Desde esta terraza se tiene una buena vista del centro de
Madrid. Dentro de poco atardecerá, así que basta con prestar un poco de
atención para ver los cambios de color en los tejados y las fachadas.
Apenas hay mesas libres. La gente
entra a comprar la comida y la bebida en cualquiera de los puestos que hay
dentro y salen sosteniendo la bandeja con cuidado y dando pequeños pasos. Eso
es lo que hacemos : elegimos un puesto y pedimos unas tostas y un par de
bebidas que pagamos por adelantado. Los nombres están escritos en unas pizarras
con buena letra.
La chica que me atiende me hace una
señal. Delante tiene una bandeja y lo primero que pienso es que es algo que nos
sirven mientras esperamos. Un buen detalle. Luego me doy cuenta de que no es
así y me sorprende que hayamos pagado tanto por eso. Es mucho dinero por una
tosta del tamaño de un canapé. No se sí la chica habrá visto reacciones como la
mía, pero ella no cambia el gesto.
Yo también sostengo la bandeja con
cuidado. Yo también doy pequeños pasos. Ahora veo esto como un refugio en el
que parece jugarse a quitarle valor al dinero, a humillarlo entregándolo a
cambio de nada para domesticarlo. No se está sólo por encima de la ciudad,
también de las reglas que el dinero impone abajo.
Acabamos pronto con los canapés. El
atardecer es fotografiado con los móviles. Esas cosas. Pero esta estrategia no
nos convence y volvemos a entrar a por unas hamburguesas en ese puesto al que
acudimos los que no nos sentimos del todo cómodos aquí arriba.
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