Hígado
de oca brasileña : Antes de que terminemos de servir el vino en todas las
copas, Alemania le mete cuatro goles a Brasil : les damos la vuelta a los
móviles cada vez que salta una alarma y celebramos la distancia en el marcador
porque los ocho que estamos en la mesa vamos con Alemania, por europea.
Nos gusta que el 1-7 final quede
asociado a esta reunión anual y que nos sirva para recordarla. Lo tomamos como
un reconocimiento externo a la importancia de este rito entre amigos. Alemania
sacrifica al ganso por nosotros y en su hígado brasileño ve esos siete goles
como una señal de que seguiremos viéndonos más años, de que las cosas nos irán
bien, de que habrá buenas cosechas, de que las plagas se mantendrán alejadas,
de que la naturaleza seguirá mansa, de que las guerras no se acercarán a las
fronteras, de que se desarrollarán las artes, de que la tecnología avanzará, de
que los gobernantes serán sabios y justos, de que habrá trabajo para todos, de
que veremos muchos más mundiales en los que la selección española podrá
hacernos olvidar el bochorno de este año.
Lo conveniente habría sido pedir
unas cervezas para agradecer el esfuerzo germano, pero ahí no cedemos porque
nuestra vinculación con Alemania no es lo suficientemente fuerte como para
dejar el vino. Esta noche, un Finca Resalso 2013.
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