jueves, 3 de julio de 2014

También los marcianos pierden en la prórroga




También los marcianos pierden en la prórroga : No sé si los de Coca-Cola tendrán entre sus estadísticas una relación de las películas que más sed provocan para favorecer su emisión siempre que sea posible. De existir, deberían añadir, sin pensarlo, “Al filo del mañana”, la película protagonizada por Tom Cruise y (spolier) un marciano alfa escondido en la que se cuenta la historia de un soldado que obtiene el poder de resucitar cada vez que es abatido para así poder encontrar la mejor manera de abarcar con una invasión alienígena. Una especia de prórroga a lo bestia, como las que le conceden al Madrid para que se pueda llevar la Décima en el minuto noventa y tres (a estas alturas, esto no debería ser ya un spoiler).

La idea me gusta porque defiende a todos los que sospechamos que, muchas veces, entre todas las opciones que se presentan en la vida, ninguna es buena, solo una es la menos mala. A Tom Cruise le lleva muchas resurrecciones aprender esto y (spoiler) encontrar la solución al acertijo que plantean los invasores y eso acaba provocando mucha sed: las continuas muertes y nacimientos convierten lo narrado en un único párrafo de letra menuda y sin puntos y aparte que deja la lengua seca, como esas obras maestras editadas en libros minúsculos que puedes llevar en el bolso por si surge alguna urgencia de la que te pueda sacar “Guerra y Paz”. Atrapados en la película, el vaso de Coca-Cola no es solo la manera obvia de refrescarse, sino una forma de romper, con cada sorbo, esta angustia del eterno retorno de la que los marcianos, lectores y practicantes de Nietzsche,  echan mano para vencer, por agotamiento, al que se les ponga por delante. Espectadores incluidos.

Es la primera vez en el cine que no sobra nada en el vaso cuando se encienden las luces. La primera vez, también, que todo el dinero gastado me parece bien empleado. La primera en la que doy por bueno el final por el simple hecho de que haya uno.

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