Una velada de series : El corcho de la botella es de silicona de color rojo y presenta los trazos de un rostro grabados en negro. Al abrir la botella y
llevarla al salón no me fijo muy bien en esa cara, pero cuando, cuatro
episodios más tarde de Juego de Tronos, vuelvo con ella vacía a la cocina, me
quedo mirándola. Ahora parece que tiene una sonrisa de lado. Los ojos no tienen
pupila. En la barbilla se sugiere un pequeño triángulo de pelo, cuidado. Y en la
cabeza se pueden ver los dibujos de lo que puede interpretarse como dos
pequeños cuernos. Se trata, lo sé, de una lectura condicionada por
muchos factores porque ese mismo rostro aparece en la etiqueta con fondo blanco
y resulta más amigable, de acuerdo. Pero ahora ese corcho parece haber abierto
no solo una botella, sino una historia que podría asomarse en un capítulo piloto si no delegara tanto
la imaginación en los demás.
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