La próxima será la crepe perfecta : En el puesto de las crepes te preparan al instante
la que pidas. Encima de una base redonda, el repostero vierte con un pequeño
cazo una mezcla que después extiende con una pequeña paleta hasta cubrirla.
Cuando un lado está listo, lo gira para que se haga el otro. Como es el único
sitio del mercado donde comprar algo dulce, hay gente esperando. Al darle la vuelta a la crepe,
ve algo que no le gusta y la aparta en un plato que tiene al lado. Cualquiera de nosotros habría aceptado feliz esa crepe que no ha dado por buena. Coge el
cazo, lo sumerge en un recipiente de plástico y vuelve a echar la mezcla otra vez.
Repite los mismos gestos sin prisas, como si estuviera solo. En la cola permanecemos
inmóviles y ordenados, como los cubiertos de plástico que hay en una caja. Atentos.
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