lunes, 21 de julio de 2014

Una recomendable dosis de catastrofismo




Una recomendable dosis de catastrofismo : Siempre que veo un plato con salmón en la mesa me acuerdo del libro “Por qué el mundo está a punto de hacerse más pequeño”, de Jeff Rubin, donde el autor utiliza el salmón como un ejemplo de los lujos que tendremos que abandonar cuando el precio del petróleo empiece a subir y ya no sea rentable su traslado y su consumo. El libro está repleto de argumentos y de cifras sobre la inevitable línea decreciente de extracción, lo que hizo que, desde que lo leí, no deje de fijarme en el silencio que rodea todo lo relativo a la producción de petróleo y a la evolución de su precio, de la que apenas se dice nada.

Lo positivo de leer libros tan negativos es que cada vez que, como hoy, veo un plato con salmón en la mesa, sé valorarlo. Acepto las teorías catastrofistas precisamente porque ayudan a sacarle más placer a las cosas. Salmón para cenar. Y una botella de Prius para acompañarlo. Para que el placer fuera perfecto, debería haberme leído antes alguna proyección sobre la desaparición de las bodegas, o la mala calidad futura de la uva o la previsible falta de rendimiento de su elaboración. Del futuro de George R. R. Martin no digo nada porque ya sé qué le respondió a los fans que le recomendaron que se cuidara para que pudiera terminar la saga de Juego de Tronos de la que hoy vemos los capítulos 5 a 7 de la cuarta temporada. Salmón. Vino. Traiciones. 

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