Una medalla a los que no toman lechuga
: A Lucía le gusta que en la caja de su hamburguesa peguen un círculo rojo para
señalar que se trata de una orden especial. Parece una medalla con la que se
reconociera el valor a los que tienen las ideas claras: SINLechuga. La de
Daniel y la mía son normales, del montón, relegándonos al batallón de los que
aceptan las hamburguesas como son y no dan problemas en la línea de preparación
de los pedidos.
A mí también me gustaría que me
hubieran puesto la medalla de la hamburguesa normal. Gracias a los que no ponemos
pegas, se les puede prestar atención a los que acuden con sus peculiaridades
porque son una excepción. Si todos tuviéramos nuestra pequeña manía, el
empleado perdería unos cuantos segundos en confirmar la excepción en el pedido,
en leer qué tiene que eliminar de la hamburguesa, en cambiar su rutina al
distribuir los elementos, en coger la pegatina y en añadir a la caja el pedido
para que no se perdiera entre los demás. Eso, multiplicado por los millones de
hamburguesas que se sirven en el mundo, es mucho tiempo. Una amenaza para la
cotización de las acciones de la empresa.
Pero los que no nos quejamos no
existimos. Como no hay nadie más a quien exponerle mis argumentos, miro fijamente
a Lucía para que los lea en mis ojos.
-¿Qué?
-Nada.
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