Protegidos bajo tierra : Las
sombras son tan contundentes a esta hora de la tarde que, sin darme cuenta,
rodeo la que proyectan dos papeleras en la calle. Después de hacerlo pienso que
desde fuera podría interpretarse como una manía para evitar la mala suerte. La
explicación es más sencilla: la camisa de mangas largas se me pega al cuerpo y toda
mi atención está en evitar cualquier cosa que tenga que ver con el calor y en encontrar
una boca de metro en la que meterme y en donde no me sorprendería nada
encontrarme con más gente sentada en los andenes protegiéndose de un sol que,
después de envolver la ciudad en un silencio caliente, la reclama para sí.
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