El penúltimo regalo : Con los papeles que envuelven a los regalos llenamos
una bolsa grande que dejamos junto a la puerta de casa. Cualquiera al verla
pensaría que ya estamos saciados, satisfechos con lo que hemos recibido.
Tampoco le quitaría la razón al que pensara que han sido demasiados. Sin
embargo, cuando después nos sentamos a desayunar el roscón, todos deseamos que,
al partir nuestro trozo, el cuchillo encuentre la resistencia de ese pequeño
regalo escondido.
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