Una nueva raza de hormigas : Podría
decirse que, ahora que estoy en el bando del Kindle, todo lo relacionado con el
papel me es ajeno y que al ver un libro en un escaparate niego como el que ha
superado una turbia etapa de su vida como lector. Pero no: el Kindle llegó como
una receta para que la acumulación de libros no dañara ni la casa ni las
relaciones de pareja ni mi saldo disponible. Así que lo acaté y empecé a usarlo
con un punto de rigidez con el que, sin mucho éxito (ni yo mismo me lo creía),
me quejaba al mundo. Ni yo mismo me lo creo: Un toque y paso del “Butcher´s
crossing” de John Williams al “Cuaderno amarillo” de Pániker o al “Faro por
dentro” de Menchu Gutiérrez. Así no hay trayecto lo suficientemente largo en el
metro.
Pero por mucho que me convenza el
tema digital, siempre necesitaré de las librerías para moverme entre las
ofertas y poder elegir. No solo eso: tocar el libro físico que se ha leído es
como visitar la ciudad que se conoce por fotografías. Por eso hay que defender
el papel. Por eso, sabiendo que los insectos dominarán la tierra, la hormiga
que veo hecha con cartón en una feria navideña me parece la mejor forma de
garantizar su supervivencia.
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