La última oportunidad del día : Las cajas de fruta están dispuestas casi verticalmente
a la entrada de la tienda como las coloridas gradas de un estadio. Las iluminan
dos potentes focos que hunden en la oscuridad el resto de la calle. Voy andando
cada vez más despacio hasta que me detengo a mirar la variedad expuesta.
Mandarinas. Limones. Tomates. Naranjas. Todo el optimismo que le queda al día
está de saldo. Suficiente.
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