Asesor de
asesores : Leo que la media de lo que cobra cada uno de los 17.000 asesores que
hay en las cuatro Administraciones españolas es de 50.000 euros anuales. Algunos no tienen el graduado
escolar.
Nos cuesta un poco elegir la
segunda pizza. La primera, de barbacoa, que es una curiosa denominación en la
que una forma de cocinar se convierte en un sabor. A veces creo que la pedimos
porque nos gusta cómo suena.
La segunda lleva más tiempo porque
Lucia está enfadada y dice que no a todo. Paciencia. En alguna revista sobre
cómo ser padres se explicará detalladamente cómo salir airoso de una escena
como ésta para que los vínculos familiares salgan reforzados. Está todo
escrito. Si tuviéramos dos vidas, ésta la dedicaría a leer artículos como ése y
las frases inspiradoras que se cuelgan en el Facebook y que son como la crónica
de un partido ya jugado.
Paciencia. Lo sé. Leo el periódico
por encima mientras espero a que a Lucía se le pase este enfado. Una lluvia
violenta que cae de una nube negra y densa, solitaria en un cielo limpio, como
una aceituna en un plato blanco. ¿Cómo ha llegado esta nube aquí? Ya se me ha
olvidado. Y es probable que a Lucía también, pero hay que esperar a que la nube
descargue.
La palabra asesor me desconcierta.
La realidad se vuelve cada día más violenta y el lenguaje que nos damos para
hacerla frente parece hecho de gelatina transparente. ¿Asesor de qué? ¿Dónde se
consigue la titulación de asesor? ¿Puedo ser yo asesor de pizzas en alguna
entidad pública?. ¿Puedo ser asesor de asesores?
Vuelvo al ataque con Lucía
leyéndole la lista de pizzas lentamente, como si fuera el árbol genealógico de
un rey y detrás de cada nombre hubiera una batalla que recordar y admirar : maíz,
piña, carne picada, atún, queso o salchichón. Al final Lucía, que tiene siente atracción por el mundo de las princesas, reacciona a mi tono regio y me presta atención.
Establecido el contacto, canto las bondades de la pizza de jamón serrano y
aceitunas negras. Ella asiente con el gesto de resignación de quien da un
premio no al mejor, sino al menos malo de un torneo.
El repartidor llega cuando no hemos
terminado de poner la mesa. Tiene un aire a cartero con su saca, de la que saca
las pizzas. Hay dos momentos que me gustan : cuando siento el cartón caliente
al recoger las pizzas y cuando las abro y las veo con ese pequeño soporte
blanco en el centro para evitar que la tapa las aplaste.
Le digo que se quede con el euro
del cambio y me lo agradece. ¿Podría el repartido hacer de asesor? ¿Podría un
asesor hacer de repartidor?. Creo que si cobran esos 50.000 euros anuales no es
por un tema de dinero, sino por darle así a su puesto una importancia que no
tiene. A lo mejor en Alemania no, pero aquí es muy caro alcanzar un nivel mínimo de autoestima.
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