Menudo cabrón
estoy hecho : Admitámoslo. El País : “España entra en situación límite”. El Mundo : “La prima se desboca a 610 puntos y empuja a España al rescate total”.
Ahí están los periódicos, junto a la tumbona. Los he puesto a la sombra.
Debería estar preocupado, porque, leídos unos cuantos artículos, hay motivos.
Por ejemplo : “Con los costes actuales, el gasto financiero para el año que
viene aumentará en 9.114 millones, por encima de los 32.000”. Otro termina su
artículo “¡Que el Armagedón nos pille confesados!”. A mí me va a pillar tumbado. La tumbona, decía, y la
piscina. Son tantos meses de titulares catastróficos que la zona en la que
deberían clavarse está insensibilizada. Me doy cuenta en este instante, tras cientos de frases rotundas como troncos que lanzar a ese fuego que va a
destruirlo todo, de que he terminado el recorrido. Si antes evitaba estas
noticias, ahora las disfruto. Agradezco estos partes que llegan desde la UCI
económica porque gracias a ellos disfruto más de todo esto : La piscina, la
tumbona, la sombra, el sol, la sombra, los gritos de los niños al tirarse, el
libro esperando, las toallas sujetas con pinzas, las nubes en lo alto, el vino
enfriándose. Lo que antes parecía algo normal es ahora un conjunto de pequeñas
cosas excepcionales que pueden desaparecer. ¡Ah!. Vuelvo a repasarlo todo, pero
esta vez con los ojos cerrados : la piscina, la tumbona, la sombra, el sol, la
sombra, los gritos de los niños al tirarse, el libro esperando, las toallas
sujetas con pinzas, las nubes en lo alto, el vino enfriándose. Es bueno hacer
este ejercicio. Si me dejo llevar por la inercia de creer que todo esto sucede
sin más, giro la cabeza hacia los periódicos y sus titulares. ¿Me baño? ¿No me
baño? El sol avanza y ahora las chanclas ya no están en la sombra. Vaya.
Debería levantarme para acercarlas a mí. Debería. Benditos titulares. Quiero
que los de mañana sea peores, más apocalípticos, quiero que sean el título del
capítulo del libro de historia que en el futuro contará cómo paso todo eso.
Menudo cabrón estoy hecho. Me decido : me baño.
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