Moscú :
-Cables,
lo primero que te llama la atención al llegar al Moscú son los cables.
Ahora Moscú y después San
Petersburgo. Mi madre me llama vía Viber, aprovechando que en el hotel tienen
wifi. Yo la escucho en la terraza, fijándome en los dos cables que salen del
canuto de la pared preparado para colocar una lámpara. Si los cables son Moscú,
éste es un trozo de Moscú, y en el baño hay otro y en los cuartos de los enanos
también hay recuerdos de Moscú.
En cuanto puede, mi madre se marcha
de viaje con los amigos. Ahora todos esos países están muy cerca, pero con la
crisis se van a ir alejando en un nuevo desplazamiento más económico que
geográfico : unos pondrán los ladrillos al muro desde fuera mientras nosotros,
a base de IVA y ajustes y controles y recortes los colocaremos por dentro. En
lo que eso llega, los abuelos hacen viajes rápidos de adolescentes y nosotros,
ni adolescentes ni abuelos, miramos por el balcón a los niños que juegan en la
piscina.
Le digo que lo pase bien. Le dio
que eche una mano en eso de crear la marca España. Le digo que tenga cuidado
con el vodka. Me responde a todo que sí con prisa porque ya están todos cambiados
y se marchan a cenar. Solo le falta despedirse con un vale largo y transparente
como cinta adhesiva con la que cerrar con varias vueltas la conversación.
Me siento como la barra de la que
cuelgan los columpios. Es lo que toca.
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