La casa del Gran Chejov
: Salgo del teatro diciendo que voy a hacer un Chejov. Es muy fácil. Basta con
reunir a un grupo amplio de personajes en una casa de campo, cerca de un
bosque, un lago al que ir a pescar o una montaña : naturaleza, vamos, de la que
se hable pero no se vea y que esté de fondo, sin molestar, convirtiéndose en
simple campo conforme se acerca a la casa. Es recomendable que los personajes sean
de distintas edades, profesiones, cultura, clase social, físico y hasta tono de
voz. Una buena mezcla que tiene que convivir junta unos cuantos días por
cualquier tontería : que si una obra de teatro, que si un cumpleaños. Cualquier
cosa, ya digo. Una vez reunidos, es importante que todos se encaprichen de
quien no deben y que se sientan muy lejos del que les haya tocado como pareja.
Esto es el motor de todo. Ese amor (ese sexo) inalcanzable, ya se sabe, como
símbolo (esto es Chejov) de lo que no se puede ser. Los sentimientos tienen que
mostrarse bien visibles, quizás demasiado, no importa, y deben ocupar casi todo
el espacio en los diálogos. No se sabe muy bien por qué, pero a todos esa
manera de hablar les parece muy apropiada y quien más, quien menos, tiene algo
que decir al respecto. Comparten la misma pájara. Volviendo a la casa, ésta
debe ser grande, pero toda la acción debe representarse en el salón, con breves
menciones a lo que pasa más allá de las ventanas y las puertas : habrá
caballos, y un lago, y un escenario y Mozart y mucho más, pero ya dentro de la cabeza
del que lo observe. No es un musical, así que nadie va a levantar la mano si el
escenario no cambia. Puedes decir, con un tono irónico, vaya derroche, pero es
que esto es un Chejov.
Con estos elementos, si no tienes
cuidado, es bastante probable que lo que te salga no sea “Los niños se han dormido”, sino “Gran
Hermano”. Bien mirado, la diferencia es bastante poca y hay que trabajar con
cuidado desde el principio. Para que lo que hagas no acabe en Tele 5, sino en
el Matadero, en la sala 2, es importante añadir dos consejos más.
El primero, que todos los personajes
tengan nombre ruso. Parece una tontería y lo es, pero funciona como si fuera un
tema serio.
El segundo es crear monólogos de
los que subrayarías todas las palabras. Esto es lo más complicado. Para esto ya
no se puede hacer de Chejov. Hay que serlo. Parecía tan fácil.
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