Remedios caseros
: En la mesa de la terraza, encima de un periódico, tenemos varias figuras de
arcilla esperando a que se sequen. La verdad es que ya están duras y que
podríamos recogerlas, pero me gusta asomarme y fijarme en ellas. Es como una
llamada a las musas : eh, mirad lo que hacemos aquí, entrad, entrad.
Al lado de esa mesa suelo dejar los
zapatos. También parecen un reclamo para que, ya puestos, alguien coloque algo
dentro. Siempre funciona : por las mañanas me calzo ahí mismo, sintiendo en
ellos el frío que la noche ha dejado. Esa sensación en los pies, combinada con
las figuras de arcilla, le arrancan al día, antes de que eche a andar, parte de
su supuesta gravedad. Extraño, pero efectivo.
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