La mirilla : Me gusta la mirilla de la
puerta porque da a esa zona común en la que se mezclan, como las corrientes del
río y del mar, la parte doméstica y social de los vecinos : es posible acceder
a su vida a través de unas palabras o unos gestos que, expuestos en el
exterior, no están destinados a ti.
No solo la puerta tiene su mirilla.
Todos los objetos que pueda observar poseen la suya. A veces hay que buscarla
con paciencia, a oscuras. Hay que alejarse mucho de lo que tiene uno en la
cabeza y quedarse solo, como en la terminal de un aeropuerto de madrugada a la
espera del vuelo de enlace. Entonces, suele aparecer y al mirar a través de
ella se descubren, aumentados, los detalles básicos de lo cotidiano - incluido
yo mismo - con una rotundidad que sacia y justifica y calma : una tregua en la
que descansar.
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