Alimentando a las
crías : Después de muchos años sin ir, bastantes puestos en el Rastro siguen
ahí. Encuentro sin ningún problema dos de libros a los que antes acudía : uno
que tiene cada libro envuelto en plástico y otro, quizás el que pueda llamarse
oficialmente “el primer puesto del Rastro que ves si bajas desde la Puerta de
Toledo” con las novedades que conviene destacar de toda la mierda que se
publica. Al primero acudía para repescar a muy buen precio los libros que se me
habían escapado y al segundo, como el oso que remonta el río, a atrapar las
novedades conforme saltan con un descuento relevante. Hoy vuelvo a ir de uno a
otro, feliz, dejando que en cada trayecto se vayan descartando los títulos que
he visto hasta quedarme solo con uno.
En lo que espero a ver qué libro se
impone, aprovecho para buscar alguna oferta de juegos para la DS, que es a lo
que he venido. La mala noticia es que apenas hay juegos. La buena, que los
puestos tecnológicos no se han comido a los demás. Como esas zonas en las que
los individuos parecen inmunes a algún tipo de enfermedad, aquí también habría
que enviar a un experto para ver cómo conviven la letra impresa y los juegos de
ordenador.
Pero nos podemos ahorrar al experto
porque la razón es obvia : los dueños transmiten la impresión de que venden
solo los libros que a ellos les han gustado. Llegan al nido con los mejores gusanos.
Me quedo con dos opciones al final. “Lila
y Flag”, de Berger, y “¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?”, de Jeanette Winterson. Me decido
por este último porque escuché una buena crítica hace algunos meses, porque va
por la segunda edición, porque cuesta cinco euros. Cinco euros. Como he fallado
con lo del juego de la DS, tendré que buscar alguna alternativa para no
presentarme en casa ante los mellizos con el pico vacío y conviene recorrer
el Rastro con un par de billetes en la cartera.
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