El cine que
alimenta : Cualquier productor al que le hayan presentado un resumen de “Lluvia
de albóndigas 2” para financiar el proyecto, habrá tenido que pegar mucho el
oído para escuchar latir el corazón de la historia. Las hay que nacen con el
corazón muy débil. Un par de latidos. Silencio. Otro par de latidos. Y, aunque
como guionista duela, lo mejor hubiera sido abandonar el proyecto y retomar
alguna carrera de bien que se abandonó por esto de la escritura.
Pero no: el productor pensó que lo
que oía era suficiente y puso dinero en la mesa para que esta tarde podamos ver
la película en el cine. Y, mientras la veo, pienso que películas así hacen que
el cine sea muy caro. Ni siete guionistas, siete, según IMDB, son capaces de
que la película no se les vaya de las manos pasada media hora y caiga en una
parada de la que no se podrá reponer.
Tal vez por eso a la salida, en la
zona de chucherías, puedes servirte corazones de gominola.
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