La terapia del
aparcamiento : Definitivamente, hay que pasarse por el Carrefour antes de ir al
trabajo. Aunque solo sea para ver el aparcamiento vacío y todos los carros en
su sitio.
Seguimos con el tópico de
imaginarnos en una playa vacía con una hamaca y una copa en la mano, pero ése
es solo un deseo inducido: a los que hemos visto este mismo escenario repleto de coches, sin carros libres, y con el violento nerviosismo de los que han
gastado más dinero y tiempo del que deberían, ésta es la imagen del paraíso.
Sientes que hay partes de ti que todavía puedes estrenar.
Para que el momento sea perfecto,
hay que entrar en el hipermercado nada más abrir las puertas, sin prisa, darse
un paseo entre las estanterías, coger un par de sándwiches para la comida,
pagar sin esperar cola y salir de nuevo, parando un instante para recordar qué
día es, cuál es tu nombre, qué es aquello que hacías por lo que te pagaban una
nómina.
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