Una exposición
fugaz : Están siendo unas navidades en las que no deja de llover, como si las
nubes quisieran empezar el nuevo año completamente vacías. Basta con mirar unos
cuantos segundos por la ventana para que la tinta de todos los planes acabe
corrida e ilegible, mezclando unos con otros, y dejando como única opción algún
plan improvisado en casa.
Las treguas que se ofrecen entre
lluvia y lluvia compensan. El cielo sigue cubierto, pero el aire pesa menos y las
distancias parecen más cortas. Es entonces, caminando por las calles, cuando se
vuelve a experimentar que el concepto de casa y el de espacio en el que se vive
no coinciden exactamente. Hay zonas de la casa que parecen rechazarte y algunos
lugares de la ciudad de los que no te moverías.
Los charcos no se han evaporado y
se convierten en lienzos líquidos que te obligan a andar de puntillas. Mirando
al suelo en esta exposición fugaz puedes fijarte a la vez en lo más próximo y en
lo que hay allá arriba.
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