El backstage de los diez años : Cuando
Daniel se junta con sus dos mejores amigos, yo y las normas que represento nos
volvemos transparentes. Trato de hacerme visible unas cuantas veces cuando se
acercan a un par de líneas rojas, pero después me callo. Prefiero este paseo
por el backstage de los tres, acostumbrado a ver la función desde el patio de
butacas. En esta zona, donde se acumulan los planes como el atrezo de una obra
de Fellini, las ideas fluyen más rápidamente y se percibe una energía inquieta
como una anguila que busca por dónde salir. Van levantando las piedras de la
realidad para descubrir debajo la urgencia que todo esconde. Esa tensión
recorre la montaña de mandarinas que vemos en el supermercado. Acercan la mano
para coger las que están en la base, pero al mirarme en el último momento me
vuelven visible.
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