martes, 23 de septiembre de 2014

Monólogo exterior



Monólogo exterior : El edificio estaba dedicado a la venta de materiales para la cocina y el baño, con una pared en la que se habían taladrado en planchas negras varias palabras relacionadas con lo que ofrecían en el interior, formando un texto de sustantivos con letras lo suficientemente grandes como para leerlas desde bastante distancia.

Si no fuera por el pequeño cartel que anuncia que el negocio se ha trasladado, podría pensarse que nada ha cambiado porque el exterior sigue igual. No hay ningún signo que indique abandono. Nadie ha pintado en sus muros. No se ve ninguna puerta forzada. Parece, incluso, que alguien viniera a limpiarlo de vez en cuando como la lápida de alguien querido.

Ahora que está vacío, el edificio se hace más visible en sus detalles, que piden ser observados con la misma tranquilidad que se le concede a lo expuesto en un museo. Y como en un museo, también se presenta la parte lúdica: puedes jugar a combinar fragmentos de las palabras para crear unas nuevas. Así se pasa la tarde. 

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