Xabi Alonso y la ballena blanca : Al Xabi
Alonso que más echo de menos es al que cubría toda la fachada del Corte Inglés
de La Castellana con un traje de Emidio Tucci, mirando al horizonte con barba
de marinero, por si por ahí soplaba la ballena blanca. También estaba el otro, sí,
el que nunca dejaba que se lo tragara esa ballena blanca del Santiago Bernabéu
gracias a ese juego con el que lograba que su balón se moviera entre las
piernas enemigas con la precisión de un espía esquivando los haces de luces que
protegían la portería contraria. Pero creo que, en el fondo, es el futbolista el
que le debe al modelo.
Me explico : casi todos los grandes
jugadores se sirven del fútbol para dar el salto al mundo del lujo,
como el que sube la escalera de un sótano, pero con Xavi Alonso daba la impresión
de que él hacía el recorrido contrario, bajando de un ático con el traje de
Emidio Tucci para ponerse las botas y jugar al fútbol. Por eso me gustaba,
porque traía al campo ese toque de elegancia que demostraba que en el césped,
como en las tribunas, caben todos.
Debido a esto, no sé si el homenaje
que se merece habría que hacerlo en la planta de moda de El Corte Inglés o en
el Santiago Bernabéu. Cualquiera sería apropiado siempre que se le haga, que en
el Madrid parece que, desde Redondo, tendemos a saludar a un nuevo jugador
cuando todavía no hemos soltado la mano del que estamos despidiendo de esa
posición. Con los mediocentros, más que con ninguno, hay que cuidar el
protocolo porque es lo que a ellos se les ha pedido.
Y por esa cuestión de protocolo,
sería bueno que, llegado el caso, supiéramos algunas palabras de alemán para
darle la bienvenida. Sería una buena forma de decirle que le hemos seguido, que
nos hemos alegrado de sus éxitos, de los récords en toques que va acumulando,
de los elogios de la prensa. Que pudo marcharse, pero que aquí será bienvenido
venga de donde venga.
Para irme preparando, cojo un
cuaderno de alemán de Daniel. Lo que me encuentro es una relación de varias formas
distintas de decir adiós. Mal empezamos. Le llamo para preguntarle dónde están
los saludos pero me lío y le cuento un par de cosas del número catorce.
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