Esperando a la rutina : Veo girar en el microondas el plato con la lasaña que sobró ayer. Tan pronto empieza a empañarse el cristal, salta el aviso de que
está listo. Antes de que Lucía lo diga, me adelanto y le comento que la pasta parecerá
algo más seca y el trozo más compacto, pero aun así estará buena porque ayer
nos gustó mucho. Curioso camarero que anuncia los fallos del plato que deja en
la mesa para satisfacer a la clienta. Lucía lo observa igual que a una prenda que hubiera
sacado de su mochila y que no reconociera a pesar de llevar su nombre en ella.
Le insisto en que está bueno y después corto un buen trozo del mío. Aunque cena despacio, cuando termina todavía nos sobra el tiempo que
hemos ahorrado al no cocinar esta noche. Como nos hemos adelantado a nuestra
rutina, nos tumbamos en el salón esperando a que pase el tiempo y nos podamos subir a
ella de nuevo. No hacemos nada.
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