Las madres saben esperar : Nosotros andamos solos, damos pequeños paseos como si no
hubiéramos salido del despacho o del límite de una idea obsesiva y desgastada, miramos
el reloj, consultamos el móvil, levantamos la vista al cielo para ver cómo se
refleja en los cristales del pabellón, observamos a las madres, echamos un
vistazo a las puertas por si salieran ya los niños de las extraescolares. Las
madres están reunidas en pequeños grupos que reproducen los que crean en
Whatsapp o en las interminables listas de mails que utilizan para mantenerse al
corriente. Se ríen, controlan que algún hermano pequeño no se les aleje
demasiado, se ríen, gesticulan mucho con las manos, se ríen, no dejan de
asentir con la cabeza, se ríen, escuchan con mucha atención, se ríen. Ninguna
consulta el reloj porque las cosas funcionan así : cuando ya se han puesto al
día es cuando, de alguna forma que hoy se me vuelve a escapar, dan la señal
para que las puertas se abran y lo primero que vean sus hijos e hijas al salir
sea a ellas.
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