Un rosado en Kiev : Hoy los mellizos se
marchan a unas convivencias. La casa no es ni más grande ni más pequeña sin
ellos: la diferencia está en el tiempo, que pasa mucho más despacio. Para
llenarlo, conviene hacer todo más lento, así que abrimos una botella de rosado
porque en la copa no tiene la misma urgencia que el tinto, que pide ser bebido.
El rosado puedes mirarlo y seguir con “El maestro Juan Martínez que estaba allí”,
de Manuel Chaves Nogales. Una lectura lenta en la que la historia avanzan a más
velocidad que cuando se lee con prisa. El libro describe los momentos previos y
posteriores a la revolución rusa del 17 a través de la mirada de un artista
español que, entre otros episodios, asiste a la lucha entre los soldados rojos
y los blancos por conservar o hacerse con el poder en Kiev. La ciudad va
pasando de unas manos a otras.
“Esta desmoralización del ejército
blanco fue lo que puso a mucha gente del lado de los rojos. ¿Por qué se creyera
que los rojos eran mejores que los blancos, menos sanguinarios y tiránicos?.
No; no había que hacerse ilusiones. Sencillamente, porque los rojos pasaban
hambre al mismo tiempo que la población civil y los blancos no. Esto fue,
aunque parezca mentira, lo que hizo inclinarse la balanza, y, al fin y al cabo,
decidió la guerra civil”
El rosado es un Baigorri vendimia
2013. “La singular elaboración pretende respetar la personalidad de las
variedades de la uva tempranillo y garnacha con que ha sido concebido este vino”.
No soy aficionado al rosado, pero éste me gusta. El vino pide sorbos cortos,
perfecto para tomarlos entre capítulo y capítulo. La combinación funciona tan
bien que llegó al final del libro sin darme cuenta, como si cada trago alargara
un poco más el tiempo, aplazando las dos o tres cosas que quedan por hacer.
Justo después de cerrar el libro, le pongo el corcho a la botella, como si así
pudiera conservar dentro algunas historias de Kiev de esos años.
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