Las pantallas
apagadas : Dentro de unos años, los árboles del largo paseo darán sombra y se
podrá llegar al restaurante protegidos del sol. Pero es posible que para
entonces ya no acudamos los jueves a comer arroz porque la calidad va bajando
lentamente, quizás al mismo ritmo con el que los árboles crecen. Ya no es un
tipo de arroz el que parece seco. Una semana el arroz negro deja de tener sabor.
Otra, la fideuá pierde su aspecto atractivo. Es posible que todos pensemos que
ya no merece la pena ir a ese restaurante, pero nos lo callemos porque al
admitirlo perderíamos este paseo tranquilo, esta excusa para salir todos juntos
y dejar la oficina vacía con las pantallas apagadas.
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