Aquí hemos venido a pasar hambre : Vamos al restaurante chino del barrio que más nos
gusta para escondernos un rato de la Navidad. No creo que se asome a un local
sin decoración de fiesta, con un menú en el que cada plato viene acompañado por
su foto y con unos camareros que ponen
la misma cara si recitas la numeración completa de la carta o te limitas a
pedir un cortado con un rollito de primavera. Porque esto es lo que queremos:
señalar un par de fotos y pedir el vino por copas y salir con hambre. Con
bastante hambre: todo un lujo.
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