Desde la falda del belén : Hay dos maneras de construir un belén. La directa es
hacerlo desde arriba, con los protagonistas del nacimiento rodeados por las
construcciones apropiadas. Es lo más rápido si hay poco tiempo o espacio. La
segunda opción es realizar ese camino desde el nivel más bajo, el de los
objetos, e ir recorriendo los distintos puestos de la Plaza Mayor fijándote en las
miniaturas de una cesta con huevos, de un tarro con especias, de un cubo de
latón, de unas barra de pan. No importa que sean anacrónicas. Lo fundamental es
dedicarles un poco de tiempo para reconocer aquéllas que, dentro, guardan ese
germen de misterio que las hace apropiadas para el belén: a partir de ahí
habría que ir subiendo a la doctrina, pero con el tiempo empiezo a sospechar
que es la doctrina la que acaba buscando la forma de bajar hasta ese martillo,
ese tiesto con varias flores o esa jarra de barro entre los que nos movemos.
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