Bajo la bombilla vacía : La mesa está repleta de comida y de la cocina siguen
llegando más platos. Se diría que el objetivo es comer para acabar con el
hambre del próximo año: una campaña rotunda por tierra (carne), mar (marisco) y
aire (las burbujas del cava) para que no quede territorio sin conquistar. Una Blitzkrieg
alimenticia que se apoya en unas botellas de vino que son sustituidas antes de
que se acaben y unas bandejas de pan siempre llenas. La ofensiva solo se dará
por terminada cuando se traigan los licores, así que al que dice que no puede
más se le sirve una ración doble. Yo como y como y como y sé que la aguja de mi
báscula, a kilómetros de distancia, se agita por efecto de este seísmo gastronómico
del que yo soy el epicentro. Si me levanto un momento y me marcho al patio
trasero no es para huir, sino para descansar la vista en esa bombilla pelada
que cuelga.
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