La oración del Sterling Old Regal : La
luz del baño se derrama por el suelo. Después de cuatro temporadas de “Shameless”
viendo cómo el cuarto de baño de los Gallagher que abre cada capítulo es
utilizado de todas las formas posibles, la mirada sobre el mío ya lo es la
misma. Ahora hay prisas entre los mellizos por usarlo antes de irse a la cama porque en quince
minutos el pasillo se convertirá en un cuartel de dos habitaciones en el que bastará
una luz encendida para invocar los gritos de Clint Eastwood.
Hoy llegamos al final de la cuarta temporada,
spoiler viene, con esa impactante escena final de Frank Gallagher en una silla
de ruedas empujado por su hijo Carl junto al lago de Chicago helado. Llegados a
un punto, Frank le pide a Carl que se detenga.
-Dame la botella.
-¿Estás seguro?
-Segurísimo
para poder ponerse de pie como Lázaro y, con un
hígado nuevo pero con los mismos problemas con el alcohol, desafiar a Dios
después de echar un trago a su Sterling Old Regal de 15 años.
-¿Es eso todo lo que sabes hacer?
¿Ya está? ¡Sigo aquí…cabrón! ¡Frank Gallagher! Estoy vivo. ¿Me ves? ¿Me ves
aquí plantado? Has perdido, gilipollas. ¡Estoy vivo…hijo de puta! ¡Yo… Frank
Gallagher! Vivo. Vivo.
y tenderle después la botella a
Carl.
-Un traguito no te hará daño.
Mientras, ha estado sonando “The Cold”, de
Exitmusic.
Frank Gallaguer se une a esa lista
de padres despreciables que encabeza el bueno de Walter White y a los que no
dejo de admirar. ¿Pero cómo no cogerle cariño a Frank con esa oración de
alcohol y blasfemias a un Dios que tendrá que reconocer a aquellos que le agradecieron
el hecho de estar vivos frente a los que nunca lo hicieron?
Cinco minutos y los mellizos siguen
confiados. Clint Eastwood, de camino.
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