El test infinito : Al final del pasillo que llega hasta la acera veo un
patio muy pequeño con un grafiti en una pared, una bicicleta con las ruedas
hacia arriba y otra pared, con un respiradero, que recibe una franja de luz de
una intensidad que ya no hay en la calle. No importa que la fachada sea
monótona, como la de este edificio, o sugerente: la sospecha de que lo
importante está al fondo del pasillo es la misma. Ahora me gustaría recorrerlo
hasta recibir ese sol en la cara. Después, claro, darle la vuelta a esa
bicicleta, como respuesta a otra prueba más del test de Voight-Kampff.
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