La habitación de la cuna : Al posarse sobre los sacos de la obra, la luz se
vuelve arenosa y pesada, pero hoy añade ese ingrediente que llamamos domingo, a
falta de un nombre mejor, y que, como la mano que ajusta una colcha
infantil, cubre a los objetos de un brillo tranquilo dirigido tanto hacia adentro
como hacia afuera. Si fuera uno de los albañiles destinados a esta obra
aprovecharía el momento para atrapar entre ladrillos parte de esta luz en
algún muro del edificio. El mismo junto al que los padres acordarían, sin saber
muy bien por qué, colocar la cuna y montar la habitación.
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