El camino hacia la gloria : Tal vez mi hamburguesa preferida sea la que sirven
en el McDonald´s de Cuatro Caminos. Sus ingredientes son exactamente los mismos
que los de cualquier otro local y su sabor no se diferencia. Tampoco importa
que la saque o no de su caja o que, como hoy, me pida un café con un cruasán,
para que me siga pareciendo la mejor hamburguesa. La única condición es estar
sentado en la segunda planta del restaurante, en una silla alta junto a una
mesa alargada que me permite abarcar, a través de una gran ventana, una plaza
por la que llevo pasando toda mi vida. Puedo verme comprando el periódico en
ese quiosco, entrando en aquella boca de metro, cogiendo el circular en esta
parada, corriendo por el paso de cebra antes de que cambie de color el semáforo
o consultado el reloj varias veces esperando a alguien. Aunque los hay que acostumbran
a verse desde dentro, yo prefiero hacerlo desde arriba y merendando. Comerme el
cruasán a pellizcos me pone de buen humor y hace que sea menos exigente conmigo
mismo: no sé si alcanzaré la gloria, pero por lo menos he hecho mía esta
glorieta.
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