La orilla sinuosa : Apenas se sale del pueblo ya se ven viñas, lo que ya
da una idea de lo seca que es esta tierra. El agua, las hortalizas, las frutas
quedan lejos. Aquí las sombras se refrescan en las paredes blancas. Esta tarde, además, el
pueblo parece vacío. Lo recorre un frío que te atraviesa sin esfuerzo y que
favorece la atención, tal vez porque de ella pudiera depender la supervivencia.
¿Y esta calle?. En estas fiestas son muchos los que, habiendo emigrado hace
tiempo, aprovechan para volver. Es posible que haya sido uno de ellos el que
decidiera diseñar el recorrido de esta acera imitando la sinuosa orilla de
un arroyo como primer paso.
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