O sueño o ensoñación : Magnus Carlsen, el ajedrecista noruego que suele
echarse una cabezada en sus partidas del mundial, da el saque de honor en el
partido de esta noche en el Bernabéu. El hecho tiene su relevancia porque los
hay que defienden que Papá Noel vive en Droeback, 50 km al sur de Oslo, con lo
que ambos personajes serían compatriotas, dando una pista para leer el partido.
Así, cuando veo que los jugadores del Celta van de verde y el árbitro de rojo,
no me cuesta nada ver a Papá Noel y once de sus elfos. En términos de fútbol
esto no me dice mucho, pero me entretiene (hay veces que planeo por lo que
sucede ahí abajo y solo coincido con los que pegan su vista a la hierba cuando
el Madrid marca un gol: un abrazo y me vuelvo a subir). En este escenario, claro,
los del Madrid serían los muñecos de nieve que le darían al partido un perfecto
toque navideño. Ajeno a mi lectura, el Madrid gana tres a cero sin nada
especial que reseñar. Sería comprensible que Magnus también se hubiera echado
una siesta en el palco, quizás anticipando con las primeras jugadas lo que los
demás necesitamos noventa minutos para descubrir. Por eso los listos duermen. A
los menos listos, por el contrario, nos cuesta salir de nuestras ensoñaciones:
cuando al abandonar el estadio veo una jaula vacía me pregunto si ahí es donde
han traído los renos estos del Celta.
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