Cada punto es importante : Sé que el
agua está fría porque cada día la sombra cubre el césped artificial un poco
antes y porque ya no hay grupos de mujeres charlando, sólo estamos un padre lanzándose
una pelota azul con su hija y nosotros, que llegamos para aprovechar media
hora. Tengo la sensación de no ser bienvenido : las sillas ya están apiladas
con profesionalidad de mudanza y las sombrillas, cerradas, se han convertido en
las armas de un ejército derrotado.
El mismo socorrista, que a
principio de verano organizaba partidos de waterpolo con los niños, ahora
parece el conductor del último metro que, sentado en un banco, espera a los
viajeros rezagados antes de llevarse el verano a cocheras. No levanta la vista
de su móvil.
Daniel es ajeno a todo esto, feliz
de ponerse de nuevo las gafas. Pero va a estar fría, le digo. Para ti, sí,
responde. Abre la ducha. El viento hace que caiga más agua fuera que sobre su
cabeza. Sonríe. Me voy a tirar de bomba, dice. Se gira hacia la piscina y sale
corriendo, lanzándose como si fuera el primer baño de la temporada.
El sonido del chapuzón hace que
esté día, que no parece reclamar ninguna estación, caiga del lado del verano.
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