Impaciencia de
paraguas : Frente a la puerta del colegio hay una impaciencia de paraguas. El
bedel viene andando muy despacio, con la cabeza descubierta : me gusta la
gente que camina sin paraguas bajo una lluvia como ésta. Sube la cuesta con
tranquilidad y es posible que al abrir la puerta y echarse a un lado piense en
los Sanfermines.
Yo llevo un paraguas grande para
cubrir a los mellizos, que veo salir con sus capuchas ya puestas. Sus pequeños
paraguas siguen donde estaban esta mañana, en el respaldo de una silla del
salón, diciendo lo mismo que el bedel : no abráis los paraguas cada vez que
llueve y así alargaréis la vida, alejándoos de ese número definitivo al que
acabaréis llegando.
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