El
territorio entre dos párrafos : Algún día, los baños serán las puertas de
enlace entre distintos espacios: recién limpios todos se parecen, por lo que
bien se podrá entrar en el baño de una gasolinera de Cuenca y encontrarse al
salir en la segunda planta de la Entreprise.
En
lo que se logra ese avance tecnológico, lo que sí es posible (y recomendable)
es cambiar mentalmente de lugar. La verdadera visita al baño debe cumplir el
doble objetivo de vaciar la vejiga y la cabeza. Lo primero se da por supuesto,
pero lo segundo, que solemos pasar por alto, resulta aconsejable: pocas veces
en el día vamos a estar solos, sin un aparato tecnológico en las manos,
envueltos por el color blanco y rodeados por el sonido del agua al caer. Se
trata de, en lo que el cuerpo ajusta líquidos, poner un punto y aparte en la
cadena de pensamientos y quedarse un rato en ese territorio que hay entre dos párrafos.
Decirse:
afuera está la familia, es viernes, vamos a ver un musical para el que llevamos
tiempo ahorrando. Decirse : soy el rey meón. Y salir del baño para meterse en
el siguiente párrafo.
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