La enzima holandesa: Las mesas bajo la carpa
están llena de holandeses que llevan celebrando la boda desde el viernes. Ellas
mantienen el maquillaje perfecto; a ellos el nudo de la corbata no se les ha
movido. Empiezo a pensar que la enzima que hace tolerable el alcohol está muy
mal distribuida en el mundo y que toda la que falta en China está aquí, a mi alrededor.
Cualquiera de ellos podría enhebrar una aguja con un ojo cerrado, haciendo
equilibrio sobre tres sillas.
La boda se ha retrasado para ser
precisa: la novia empieza a avanzar por el camino que la lleva hacia las
sillas, junto a un gran árbol, cuando el sol, dejando en sombra a los invitados
sentados a la derecha, resalta ese breve paseo en el que ella nos deja
compartir su alegría y nos hace sentir que también se ha puesto ese traje para
nosotros. Ahí la recibe el novio, que conoció en Malasaña, la única palabra que
reconozco de los discursos que después se pronuncian en holandés, un idioma que
parece más lejano que su país. Pero no importa: tienen en sol detrás, que es
donde debe estar, calentándoles las espaldas. Delante solo sirve para cegarte.
En la comida, los holandeses se van
convirtiendo en españoles callejeando tranquilamente por la zona del Penta y nosotros, sin llegar a Holanda, nos quedamos en ese país sin lugar en el
mapa en el que a las ocho te esperan los baños, la tortilla francesa y media
hora de dibujos animados. Sí sabemos que nosotros somos la única mesa en
domingo mientras a nuestro alrededor sigue siendo viernes.
Esa delegación de nacionalidad, en
la que nadie nos pide que ejerzamos de locales, es relajante. No hay que buscar
palabras con las que expresarse, ni alabar los museos, ni comentar lo buen
chico que era Van Nistelroy, ni elogiar el vino. Es una boda que se va disolviendo
poco a poco, convirtiéndose en una reunión en la que, básicamente, hay tiempo
para hablar mientras los niños se divierten con una alegría controlada.
Así estamos hasta que levanto la
vista y la carpa, que parecía acumular el sol como el agua de la lluvia, ya
está vacía.
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